¿Sabes por qué a veces compramos mal incluso intentando ahorrar?
Quiero hablarte de algo que suena muy técnico, pero que seguro te ha pasado más de una vez: el descuento hiperbólico. Ahora mismo, así de primeras, no sabrás qué es pero te cuento…
Te confieso que yo también conocía el concepto de oídas, pero no su nombre (tan raro, por cierto) hasta que asistí a un evento de finanzas hace unos años. Es eso que lo que pasa cuando quieres ahorrar, pero al final gastas más.
30 trucos de ahorro que te harán decir: «¿Cómo no lo supe antes?»
Lo hemos reunido todo en un ebook gratuito. Fácil, útil y pensado para que empieces hoy mismo.
Descárgalo gratis ahoraEl descuento hiperbólico es, básicamente, esa tendencia humana a elegir lo que nos da un beneficio inmediato, aunque a largo plazo salga caro.
¿Cómo se traduce esto en nuestra vida diaria?
Por ejemplo: vemos una oferta irresistible, ese “chollo” del día, y pensamos “ahora o nunca”. Compramos sin valorar si de verdad lo necesitamos o si nos durará algo.
¿El resultado? Compras impulsivas, muchas veces basadas solo en el precio y no en la calidad. Y ahí está la trampa: lo barato, si no vale la pena, termina saliendo más caro cuando tienes que volver a reponerlo o arreglarlo.
Te cuento un caso que me pareció clarísimo
Hace poco Sofía, una de nuestras lectoras, me compartía su experiencia.
Me decía que solía aprovechar todas las “super ofertas” del súper, sin pensar demasiado. Veía algo muy barato y lo metía al carrito.
Pero un día leyó sobre el sesgo del descuento hiperbólico y decidió parar. En su siguiente compra, vio algunos productos en oferta y, en lugar de lanzarse, se preguntó:
“¿Realmente necesito esto? ¿Me conviene por la calidad que tiene?”
Al final eligió productos un poco más caros pero de mejor calidad y mayor duración. Resultado: no tuvo que reponerlos tan pronto, gastó menos a la larga y se sintió más tranquila con su decisión.
Para cuando tienes que tomar decisiones de compra, recuerda que en Ahorradoras te hablamos de muchos consejos de ahorro y consumo incluyendo la regla de las 24 horas y la de las 4 preguntas. Son infalibles.
No se trata de gastar más. Se trata de gastar mejor.
Y te entiendo si te sientes identificada. Yo misma, a pesar de ser ahorradora de toda la vida, he caído muchas veces en priorizar el precio por encima de todo.
Pero también creo que hay que evitar los extremos. No siempre lo barato sale caro, como se dice. A veces encuentras verdaderas joyas a buen precio. La clave está en mirar más allá del precio inicial:
- Valor real: ¿Qué me aporta?
- Uso: ¿Cuánto y cómo lo voy a usar?
- Durabilidad: ¿Cuánto va a durar antes de necesitar reemplazo?
- Precio: ¿Vale lo que cuesta?
Aprender a reconocer este sesgo nos ayuda a tomar mejores decisiones
Porque ahorrar no es solo pagar menos hoy, esto te lo decimos por aquí por activa y por pasiva. Es elegir con cabeza para que el dinero nos rinda más a largo plazo. Es decir, hacer compras inteligentes.
Te invito a que la próxima vez que veas un gran descuento, te des un momento para pensarlo. Pregúntate si de verdad lo necesitas, si vale la pena o si solo es un impulso por “aprovechar la oportunidad”.
Ahí está la diferencia entre ahorrar y simplemente gastar menos.