Finanzas Personales

Tarjeta de débito o crédito: lo que aprendió Belén (y muchas alumnas más)

Qué haría sin mi tarjeta hoy en día. Aunque la verdad es que me gusta llevar dinero en efectivo. Me he acostumbrado a tenerla siempre a mano: para pagar la compra en tiendas, reservar un vuelo o hacer una compra online. Es cómoda, práctica, rápida. Pero también puede volverse una trampa invisible si no sabes distinguir bien qué tipo de tarjeta estás utilizando.

Y eso fue exactamente lo que le ocurrió a Belén, una de nuestras alumnas de Ahorradoras.

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La historia de Belén y su primer sueldo

Belén me contaba que acababa de empezar a trabajar. Era diciembre. Su primer sueldo. Ya te puedes imaginar la mezcla: ilusión, ganas de regalar a los suyos, y el ambiente navideño en el aire.

Cogió su tarjeta de crédito, que el banco le había ofrecido al abrir su cuenta. Empezó a hacer compras para sus padres, su hermano, algún amigo… Lo típico. Pequeños pagos que se van sumando. Y como no se descontaban al momento de la cuenta, no era consciente del total que llevaba acumulado.

“Como no salía el dinero de mi cuenta, era como si no lo hubiera gastado…”, me decía.

Hasta que llegó enero. Y con él, el cargo total de todo lo que había comprado: 750 €. Una cifra que, en su caso, era prácticamente todo su sueldo.

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Ese mes no solo se quedó sin dinero, sino que tuvo que pedir ayuda a sus padres para pagar el alquiler y los gastos básicos. Fue entonces cuando entendió lo que muchas aprendemos por experiencia: una tarjeta de crédito no es un regalo, es una deuda diferida.

Belén se fue al banco, canceló su tarjeta de crédito y pidió una de débito. Desde entonces, nunca ha vuelto a usar una tarjeta de crédito.

Y como ella, muchas otras alumnas han compartido conmigo historias parecidas.

Lo que me cuentan otras lectoras de Ahorradoras

Marta, por ejemplo, decidió usar solo una tarjeta recargable donde ella misma se pone el límite. Cada lunes transfiere 100 €, y con eso organiza su semana. Dice que se siente mucho más en paz sabiendo que no puede pasarse.

Laura tenía tres tarjetas de crédito con diferentes entidades. Cuando empezó a seguir el método que compartimos en el Club de Inversoras, hizo una lista de deudas, reorganizó sus gastos y canceló dos de las tarjetas. Hoy solo conserva la de débito y dice que por primera vez en años no siente ansiedad cuando abre la app del banco.

Y no son casos aislados. Muchas veces, sin darnos cuenta, nos desorganizamos no porque no sepamos ahorrar, sino porque no entendemos bien cómo funcionan las herramientas que usamos.

 

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre una tarjeta de débito y una de crédito?

Vamos a verlo con claridad, porque esta es una de las preguntas más frecuentes en Ahorradoras:

Tarjeta de débito

  • El dinero se descuenta en el momento directamente de tu cuenta corriente.

  • Solo puedes gastar el dinero que tienes disponible.

  • Permite controlar mejor los gastos, porque ves al instante lo que va saliendo.

  • Se puede usar para pagar en comercios y sacar dinero en cajeros.

  • No permite aplazar pagos.

  • Tiene medidas de seguridad similares a las de crédito, como protección por robo o duplicado.

Tarjeta de crédito

  • No se descuenta de inmediato: el banco te presta el dinero y te lo cobra a final de mes.

  • Puedes gastar más de lo que tienes, lo que puede llevarte a un endeudamiento sin darte cuenta.

  • Te permite aplazar pagos, pero suelen aplicar intereses altos si lo haces.

  • Suelen pedir requisitos para darte una: domiciliar la nómina, ingresos mínimos, etc.

  • Tiene límites según el tipo de tarjeta (básica, plata, oro, platino…).

  • Ofrece protección ante fraudes o robos, incluso en algunos casos más completa.

 

¿Cuál te conviene más?

Depende de tu situación y de cómo gestiones el dinero.

Si tienes una economía organizada, controlas tus movimientos y entiendes bien lo que implica, una tarjeta de crédito puede darte cierta flexibilidad. Por ejemplo, para alquilar un coche o hacer una reserva en un hotel, muchas veces te la piden.

Pero si estás empezando a poner orden en tus finanzas, te cuesta visualizar lo que vas gastando o quieres tener la tranquilidad de no pasarte, te recomiendo como primera opción una tarjeta de débito.

Es más directa, más clara y te mantiene con los pies en la tierra. En Ahorradoras lo decimos siempre: el problema no es gastar, el problema es gastar sin darte cuenta.

Y ese riesgo es mucho mayor cuando usas crédito.

Lo importante no es la tarjeta, eres tú

La herramienta puede ser la misma, pero la diferencia está en cómo la usas, en lo consciente que seas de tu economía y en lo que tú elijas priorizar.

Por eso me gusta compartir estos aprendizajes desde historias reales. Porque al final, todas pasamos por fases parecidas, y entender cómo funciona el dinero en lo cotidiano es el primer paso hacia una economía más tranquila.

Si te has sentido identificada, o si estás justo en esa etapa de tomar mejores decisiones con tu dinero, te invito a que te unas a nuestra comunidad. En Ahorradoras llevamos más de 14 años ayudando a mujeres a entender, mejorar y disfrutar su relación con el dinero.

Porque ahorrar también es aprender a decidir.

 

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Imagina todo lo que podrías lograr si aplicas el Método Ahorradoras en tu día a día. No se trata solo de ahorrar… sino de tomar el control de tu dinero para vivir con más libertad, tranquilidad y alegría.

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