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Nuestro primer crucero (y trucos que te servirán en el tuyo)
Ni Sergi ni yo habíamos hecho un crucero “de verdad” antes. Lo más parecido había sido, en mi caso, una visita breve de solo una noche al MSC Bellísima del que te hablamos aquí, pero esto era distinto: cinco días y cuatro noches a bordo del MSC Splendida, uno de los buques más elegantes de MSC Cruceros.
Al final de este artículo te dejamos un enlace a nuestro vídeo dentro del Comando Ahorro, para que descubras cómo fue vivirlo desde dentro y empieces a imaginar tu propio viaje.
Zarpamos desde Barcelona el 1 de noviembre y visitamos Marsella, Génova y también pasamos un día completo de navegación por el Mediterráneo. Para ser nuestra primera experiencia, fue perfecta: suficiente para saborearla y quedarnos con ganas de más.
Y, sinceramente, menos días habría sabido a poco.
Las escalas: tres países en pocos días
Una de las cosas que más nos sorprendió fue la comodidad. En solo unos días visitamos España, Francia e Italia sin tener que cambiar de hotel, hacer traslados ni cargar maletas.
El barco es tu alojamiento, tu transporte y tu restaurante a la vez. Bueno, mucho más que eso. Enseguida te cuento.
En Marsella y Génova los puertos están muy cerca del centro, así que pudimos bajar, recorrer las ciudades, volver a comer al barco y, si queríamos, salir otra vez por la tarde.
Esa libertad de entrar y salir, sin prisas (siempre que vuelvas a tiempo antes de que parta hacia el nuevo destino), fue uno de los mayores lujos del viaje.
Vida a bordo del MSC Splendida
El MSC Splendida es un buque moderno y elegante con capacidad para más de 3.000 pasajeros.
Cuenta con cinco piscinas (dos exteriores, una interior con techo retráctil, una infantil y otra en la zona exclusiva) y aproximadamente seis restaurantes principales, además de cafeterías y bares repartidos por todo el barco.
El teatro se llama The Strand Theatre, donde cada noche se ofrecen espectáculos diferentes de música, magia… de altísima calidad.
Entre sus instalaciones más destacadas están el spa Aurea, el gimnasio panorámico, la zona infantil, las tiendas de lujo en las cubiertas 5 y 6 y la recepción principal situada en la planta 5.
Pero lo que más nos enamoró fue la atención del personal: amable, cercana y siempre pendiente de los detalles. Desde el embarque hasta la última noche, nos sentimos cuidados en todo momento.
Si hay un lugar que se lleva todas las miradas (además del propio mar), es el Atrium Splendida, con su majestuosa escalinata de cristal Swarovski.
Cada peldaño brilla con cientos de cristales y, junto con las lámparas de diseño y el piano de cola que suena durante todo el día, crea una atmósfera de auténtico lujo.
Es el rincón más fotografiado del barco: casi todo el mundo se detiene allí, ya sea para escuchar los conciertos de piano o para hacerse una foto en una de las escaleras más emblemáticas de MSC (presentes también en otros buques).
Y aunque es un lugar digno de visitar a cualquier hora y de observarlo tanto desde arriba como desde abajo, te diré que, desde la primera hora de la tarde, cuando el sonido del piano empieza a flotar por el atrio, esa parte del Splendida realmente hace honor a su nombre.
Gastronomía: del Bora Bora al Villa Verde
Comer a bordo fue uno de los grandes placeres del viaje. Probamos los buffets Bora Bora y Tago Tago, con una variedad inmensa de platos y, cada noche, cenábamos en el restaurante Villa Verde, a la carta.
Dónde vas a cenar y cuál es tu turno, es una información que aparecerá en la tarjeta que te asignan cuando realizas el check-in y es la que te sirve también para abrir la habitación.
Siguiendo un truco que nos dieron nuestros compañeros de mesa, Quique y María, descubrimos que además del buffet también puedes desayunar en el restaurante La Reggia, donde sirven desayuno a la carta.
Puedes pedir el desayuno exprés, que es muy completo, o elegir directamente tus platos de la carta. Es ideal para los días sin excursión, cuando no hay prisa y apetece comenzar la jornada con calma. En cambio, los días de excursión, el buffet es perfecto para algo más rápido.
Además, elegimos la opción con bebidas incluidas, y fue un acierto total. Te despreocupas de todo: refrescos, cócteles, cafés (¡qué rico estaba el capuccino), vino… puedes comer y beber tanto como quieras sin pensar en costes extra.
Y entre todos los rincones donde ir a tomar algo, me encantó especialmente la Purple Jazz Bar, una cafetería elegante con música en directo donde empezábamos las tardes con una charla y un café y muy buena música.
Consejos prácticos para el MSC Splendida
Te voy a contar un truco que nos hizo la experiencia aún mejor: para esos momentos en que decides desconectar de forma consciente, cuando no tienes conexión a Internet o simplemente quieres apartarte del móvil, también puedes comunicarte fácilmente con tus compañeros de viaje.
Dentro de la aplicación de MSC tienes la opción de servicio de mensajería interna, que te permite chatear con personas alojadas en otros camarotes.
Y, si prefieres algo más tradicional, también puedes llamar directamente a su habitación marcando el número de camarote desde el teléfono interno.
Un detalle que parece pequeño, pero hace la experiencia mucho más cómoda. Nosotros lo usamos muchísimo para poder estar comunicados y quedar para desayunar, cenar o ver el atardecer desde la terraza del cual permitiera ese día verese espectáculo.
Los camarotes: nuestro balcón al mar
Elegimos un camarote con vistas al mar y balcón, y no puedo recomendarlo lo suficiente.
Dormir con el suave movimiento del barco y contemplar el horizonte infinito al amanecer es una sensación única.
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De hecho, prefiero hacer un crucero más corto con balcón que uno más largo en camarote interior. Esa es mi elección pero puede que no sea la tuya.
Lo cierto es que, si tu presupuesto es más ajustado, los interiores también están muy bien y el barco ofrece muchos espacios exteriores para observar el mar sin necesidad de tener balcón.
Y si tienes la suerte de viajar con luna llena, como nos pasó a nosotros, la experiencia se vuelve realmente mágica.
Qué contiene el camarote del MSC Splendida
Tanto mi camarote como el de Sergi tenían la misma distribución. Nada más entrar, a la derecha estaba el baño, con ducha, lavabo con mueble de varias puertas y una estantería lateral muy práctica.
Me sorprendió la gran capacidad de almacenaje: se nota que los camarotes están pensados para viajes largos, porque puedes guardar de todo.
Además del mueble bajo el lavabo, había un armario amplio de tres puertas, con caja fuerte, cajones centrales y espacio con perchas y estantes a ambos lados.
La cama era enorme —diría que de unos dos metros—, junto a un sofá cama, una mesita baja delante y un escritorio con dos cajones y espejo. Dentro de uno de los cajones estaba el secador de pelo, algo que me pareció un detalle excelente, porque así podía secarme el pelo frente al espejo, viendo el mar de lado, sin tener que hacerlo en el baño y en el rincón, un minibar estupendamente surtido del que, finalmente, no consumimos nada.
En la esquina del tocador, un pequeño mueble esquinero completaba el conjunto. Y, arriba, el televisor que, por cierto, apenas utilice puesto que me pasaba el tiempo mirando el mar y leyendo un buen libro con el sonido del mar de fondo.
En la terraza, dos sillas y una mesa redonda completaban ese rincón perfecto para tomar algo, leer o simplemente mirar el horizonte.
Actividades y espectáculos del MSC Splendida
No hay forma de aburrirse a bordo.
La aplicación del barco nos permitió consultar todas las actividades del día, marcarlas en nuestra agenda personal y recibir recordatorios.
Hay de todo:
- Espectáculos diarios en el The Strand Theatre (vimos dos musicales y un espectáculo de magia que nos encantaron).
- Noches temáticas: ibicenca, tropical y años 60-70-80.
- Clases de baile, sesiones de fotos con los comandantes (en nuestro caso hasta vimos una pedida de mano espontánea), música en directo en varias zonas.
- Actividades familiares, zonas para peques, e incluso una mini demostración gratuita de masaje en el spa.
Además de los espectáculos y las actividades temáticas, el MSC Splendida ofrece una cantidad enorme de opciones de ocio para todas las edades.
Hay zonas de juego y entretenimiento para niños y adolescentes, simuladores, cine 4D y hasta una sala de videojuegos.
Para los adultos, destacan los salones con bolos, máquinas recreativas, el simulador de coche de Fórmula 1, las pistas deportivas, el spa y la zona del casino, que aunque nosotros no llegamos a participar, siempre tenía muy buen ambiente y resultaba un punto de encuentro animado.
Nosotros pasamos muy buenos ratos jugando a los bolos, explorando las zonas de ocio y disfrutando de esa sensación de tener tantas posibilidades distintas sin salir del mismo lugar.
Durante el día de navegación, el ambiente en cubierta fue impresionante. A pesar de ser noviembre, el sol brillaba como en pleno verano y mucha gente se bañaba en la piscina.
También hubo karaoke en la Piazzetta casi todas las noches, con un ambiente divertidísimo y voces de gran calidad, donde Sergi hizo de las suyas.
Si tuviera que hacer una sugerencia, diría que, aunque la parte de “factor sorpresa” está bien para descubrir las actividades cada día, a efectos prácticos me habría ayudado saber de antemano si habría o no cena con el capitán.
Yo llevaba un vestido de gala preparado —como muchas personas, porque es uno de esos momentos que imaginas antes del viaje—, pero en nuestro crucero de cuatro noches no se celebró esa cena formal (aunque sí hubo otras noches temáticas y eventos muy divertidos).
Por si te lo preguntas, parece que la cena con el capitán suele incluirse en cruceros a partir de cinco noches.
El desembarque y la organización final
Otra cosa que quiero destacar es lo bien organizado que está el sistema de desembarque.
La última noche, te dejan en el camarote un folleto con las instrucciones y unas cintas de color para identificar tu equipaje.
Debes dejar la maleta fuera antes de las 23:00 h del día anterior, y ellos se encargan de recogerla.
Al día siguiente, hay que desalojar el camarote antes de las 8:00 h, y el desembarque se realiza por turnos, según la planta y la zona en la que te alojes.
Es un sistema muy cómodo y ordenado para gestionar a tanta gente.
Yo estaba en la planta 13 y Sergi en la planta 11, y ambas nos parecieron estupendas. Si te preguntas cuál es mejor, sinceramente, las dos estaban fenomenal.
Los pasillos son largos y al principio cuesta orientarse, pero todo está bien señalizado.
Si es tu primer crucero, te resultará distinto a cualquier otro tipo de viaje, y justamente eso lo hace especial.
En cuanto al movimiento del barco, fue prácticamente imperceptible: un viaje tranquilo, relajado y maravilloso donde solo se sentía el fluir.
Lo que más destacamos del MSC Splendida
- La organización impecable en el embarque y desembarque.
- La limpieza y mantenimiento de todo el barco.
- El trato profesional y humano del personal.
- La comodidad de visitar varios países sin moverse del mismo alojamiento.
- La tranquilidad de tener las bebidas incluidas y no pensar en nada más.
- Ese momento de desconexión total en navegación donde el móvil deja de sonar y el mar lo envuelve todo aunque eso es algo que podemos hacer todos de vez en cuando si realmente queremos. Aún así, en el mar, tiene una magia especial.
Nuestra opinión final del MSC Splendida
Viajar en crucero estaba entre nuestros pendientes y dudábamos si nos gustaría… hasta ahora.
Después de esta experiencia en el MSC Splendida, lo tenemos clarísimo: sí, lo recomendamos rotundamente.
Es una forma de viajar que combina descanso, descubrimiento y practicidad. Ahorra tiempo, energía y dinero en desplazamientos (que además hay que decir que se realizan mientras duermes y, claro está, ni te enteras), pero sobre todo te permite vivir cada minuto de tus vacaciones al máximo.
Y entendemos perfectamente a quienes nos dijeron: “cuando pruebas un crucero, repites”.
Nosotros también hemos quedado con ganas de más.
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