Desde pequeñas nos han enseñado algo muy simple:
Ahorrar es bueno. Endeudarse es malo.
Y, ojo, no seré yo quien te diga que no ahorres —en Ahorradoras llevamos más de una década ayudando a hacerlo mejor—, pero sí quiero ayudarte a entender la otra cara del dinero: la de las deudas.
Porque no todas las deudas son iguales. Algunas pueden empujarte hacia adelante. Otras, directamente, te frenan. Y las peores… te arrastran.
Hoy quiero contarte, de forma clara los tres tipos de deuda que existen y cómo puedes distinguirlas para tomar mejores decisiones.
¿Qué es una deuda buena?
Es aquella que se contrae de forma consciente para adquirir algo que te hará ganar más dinero o mejorar tu situación futura. Es una deuda que te apalanca: usas dinero que no tienes aún, pero que puede generar un retorno mayor que su coste.
Algunos ejemplos de deuda buena:
- Comprar un inmueble que luego alquilas. Son los inquilinos quienes pagan la hipoteca y, con el tiempo, tú te quedas con el activo.
- Formarte en una profesión que te permitirá ganar más.
- Financiar el inicio de un negocio viable que generará ingresos superiores al coste del préstamo.
Eso sí: incluso la deuda buena requiere responsabilidad y cálculo. Por ejemplo, si compras un piso para alquilar pero no puedes mantenerlo dos meses vacío, puede convertirse en un problema.
Una deuda es buena si, cuando termina, estás mejor económicamente que cuando empezó.
¿Qué es una deuda mala?
Es aquella que adquieres para pagar cosas que, en el fondo, no necesitas o no puedes permitirte ahora, y que además pierden valor con el tiempo.
Este tipo de deuda suele estar asociada al consumo por impulso o a la presión social de mantener un nivel de vida que no va alineado con tus ingresos reales.
Ejemplos muy comunes:
- Comprar el último modelo de móvil financiado, cuando el tuyo todavía funciona.
- Irte de vacaciones a crédito sin tener un colchón.
- Cambiar de coche por uno más caro de lo que realmente necesitas.
- Reformas o muebles a crédito solo por estética, sin planificación previa.
La deuda mala no mejora tu situación, solo adelanta un deseo a cambio de hipotecar tu tranquilidad futura.
Además, muchas veces sale más cara de lo que creemos: los intereses se suman, y ese capricho cuesta el doble… mientras pierde valor.
¿Qué es una deuda muy mala (o tóxica)?
Es la más peligrosa. Aquella que se contrae de manera precipitada, sin información o por desesperación, generalmente con entidades que ofrecen “dinero fácil” pero esconden condiciones abusivas.
Aquí hablamos de:
- Créditos rápidos con intereses desorbitados (TAE de más del 100 %).
- Compras a plazos sin haber calculado el coste total.
- Descubiertos bancarios que acumulan comisiones.
- Tarjetas revolving mal gestionadas.
Este tipo de deuda suele estar acompañada de consecuencias graves:
- Pérdida de control financiero.
- Agobio emocional, estrés, insomnio.
- Dificultad para ahorrar.
- Embargos o pérdida de activos si no puedes hacer frente al pago.
El problema no es solo el dinero que debes, sino cómo te condiciona mental y emocionalmente.
¿Cómo eliminar la deuda mala?
No siempre se puede evitar endeudarse, pero sí puedes tomar el control. Aquí tienes algunas acciones clave:
- Prioriza tus deudas: empieza por las de mayor interés.
- Haz pagos extra siempre que puedas. Aunque sean pequeños, ayudan.
- Revisa tus gastos y crea un presupuesto realista.
- Consolida tus deudas si te permite pagar menos intereses.
- Negocia con tus acreedores: puedes conseguir mejores condiciones.
- Evita acumular nuevas deudas innecesarias.
Eliminar una deuda mala no se hace en un día, pero sí se empieza con una decisión: la de no seguir alimentándola.
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¿Y el ahorro?
Ahorrar sigue siendo imprescindible. Tener un fondo de emergencia, planificar tus compras, prever gastos futuros… Todo eso es básico.
Pero entender cómo usar bien la deuda te da otra herramienta poderosa. Porque no es solo cuánto ganas o cuánto ahorras: también es cómo tomas decisiones.
En este vídeo te hablo con más detalle de los tres tipos de deuda y cómo gestionarlas desde una perspectiva realista y práctica.
Te leo abajo si te apetece compartir tu experiencia, tus dudas o cómo te relacionas tú con las deudas. Este espacio es para aprender juntas.
1 comentario
30 enero, 2014
fabian
Que buen articulo, gracias por compartirlo.