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Opiniones Hotel Magic Villa Luz Gandía

En esta ocasión, ha sido nuestro compañero Sergi quien ha estado alojado en uno de los hoteles de la cadena Magic y quien comparte su opinión, la cual puedes leer a continuación:

Necesitábamos desconectar unos días. No mucho, solo cuatro noches, pero con la idea clara: descansar, comer bien, pasear sin prisa y, si podía ser, pisar un poco de arena.

Acabamos eligiendo Gandía, sin haber estado nunca, y reservamos en un hotel del que habíamos leído cosas interesantes: el Mágic Villa Luz. No sabíamos entonces que íbamos a acertar tanto.

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entorno inigualable

La llegada fue de esas que hacen dudar: martes, mediodía, un día gris y lluvioso, como de película de domingo. Mi mujer me miró con cara de “¿seguro que esto va a salir bien?”, y yo pensé exactamente lo mismo, pero sin decirlo en voz alta. Afortunadamente, por la tarde dejó de llover. Y a partir del miércoles, el sol decidió hacer acto de presencia hasta que nos marchamos el sábado por la mañana. Así que, sí: salió bien. Muy bien.

Desde que entramos por la puerta, el hotel nos dio buena espina. Hay sitios que lo hacen. No por los muebles ni por los colores, sino por la sensación. Aquí era como si todo estuviera hecho con intención, con cariño. Lo descubrimos enseguida, porque el Villa Luz no es un hotel cualquiera: está inspirado en Sorolla, en su luz, en su forma de mirar. Hay frases suyas por los pasillos, cuadros, guiños al arte por todos lados, y una calma que lo envuelve todo.

habitaciones cómodas y acogedoras

La habitación nos gustó desde el primer minuto. Limpísima, amplia, moderna, y silenciosa de noche. Dormimos muy bien, sin ruidos, sin portazos, sin conversaciones de fondo. Pura paz.

Uno de los detalles que más me sorprendió personalmente fue enterarme de que las camas del hotel están equipadas con un sistema que permite subirlas con una palanca para facilitar el trabajo del personal de limpieza. No es algo que se vea ni que el cliente nota… pero cuando lo sabes, te cambia la mirada sobre el lugar. Da gusto ver que un hotel no solo piensa en el confort del huésped, sino también en el bienestar de quien trabaja para hacerlo posible. Eso, para mí, dice mucho más que cualquier eslogan.

detalles en todos los rincones

Mi mujer, que tiene muy buen ojo para estas cosas, se fijó enseguida en el detalle de la botella de aluminio que nos entregaron en la habitación. “¿Te das cuenta? Aquí no hay plásticos de un solo uso”. Y tenía razón. El hotel tiene puntos de agua para rellenar la botella, sin necesidad de comprar ni tirar nada. Pequeños gestos que suman y que te hacen sentir que estás en un sitio que va más allá de lo básico.

buffet espectacular

Y luego está la comida. El bufé es espectacular, tanto en variedad como en calidad. Pero lo mejor fue que cada día cambiaban algunos platos, lo cual es un acierto total. Todo buenísimo, bien presentado y con mucha atención al detalle. Reservamos una noche en la Brasería, donde el servicio fue una maravilla, muy cuidado, y otra en la Arrocería, donde probamos un arroz de Gandía que nos supo a gloria.

La playa está a unos 200 metros. Y además el hotel tiene su propio chiringuito, exclusivo para los clientes con pulsera del ultra todo incluido. Cómodo, bien atendido, y con esa sensación de estar disfrutando en un entorno paradisíaco.

Una noche nos fuimos a pasear por el paseo marítimo. No sabíamos que Gandía tenía siete kilómetros de paseo. Y lo que más nos sorprendió fue el ambiente: tranquilo, familiar, sin música alta ni locales molestos. Solo gente paseando, bicis, niños, parejas… Nada que ver con la imagen típica del turismo masivo. Fue uno de esos paseos en los que no pasa nada, pero todo está bien.

family friendly

Aunque no íbamos con niños, no pudimos evitar asomarnos a la zona infantil, que es una auténtica pasada: pista americana, piscina de bolas, toboganes para los más peques… y para los no tan peques también. De hecho, yo me pasé un buen rato en la zona gamer, jugando a consolas de última generación y a juegos retro. Me lo tomé como una “inspección técnica”, claro, pero reconozco que disfruté como si tuviera diez años.

Durante la estancia también aprovechamos para hacer algunas excursiones. Una tarde fuimos a Benidorm a ver el Desafío Medieval en el Hotel Robin Hood (por cierto, también puedes ver la opinión de Mapi sobre este hotel aquí: Opiniones Magic Pirates Resort) que nos pareció divertidísimo y muy bien hecho.

El jueves por la mañana visitamos Terra Natura (no te pierdas: código Descuento Terra Natura), donde conocimos de cerca el trabajo que hacen con animales procedentes de incautaciones del SEPRONA o con enfermedades. Y el viernes nos acercamos a ver la Colegiata de Gandía (la “Seu”), que mi mujer —que es de las que se fijan en cada piedra— disfrutó muchísimo.

Y si hablamos de experiencias memorables, no puedo dejar de mencionar el brunch que nos sirvieron el viernes a media mañana en el chiringuito de la playa. Lo pedimos a las 11:30 y fue simplemente espectacular: productos frescos, bien presentados, todo delicioso. Comer con los pies en la arena, frente al mar, con esa atención y ese cuidado… fue uno de esos momentos que se quedan.

Porque con la pulsera del ultra todo incluido, lo cierto es que teníamos acceso a bebidas y consumiciones de todo tipo en todos los espacios del hotel: en el restaurante, en la cafetería, en el food truck, en las piscinas… y por supuesto, en el chiringuito de la playa, que es solo para clientes. Comodidad total. Estuvieras donde estuvieras, siempre había un rincón donde tomarte algo sin preocuparte por nada más que disfrutar.

Pero, sinceramente, si escribo esta crónica es por el Hotel Villa Luz. Porque más allá de que todo esté bien —la comida, la habitación, la ubicación, el personal— lo que nos llevamos de allí es la sensación de que todo está hecho con cuidado. No puedo nombrarlos a todos, evidentemente, pero nos recibió a nuestra llegada Josselin, Helena nos acompañó maravillosamente siempre y en el comedor, Jesús, se encargó de que no nos faltara de nada. Un excelente cuidado por el entorno, por el detalle, por la experiencia del huésped… y también por las personas que lo hacen posible. Eso, créeme, no se ve todos los días.

Volveremos. Porque nos sentimos bien. Porque descansamos. Porque todo encajó. Y porque en un mundo lleno de hoteles correctos, encontrar uno con alma es algo que vale la pena compartir.

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De verdad, no te lo pierdas. Nos ha encantado todo: los servicios, las experiencias… pero, sobre todo, el trato del personal. Te hacen sentir como en casa.

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