3 trucos que no debes olvidar antes de ir al supermercado
Hacer la compra es un arte, pero como se trata de un acto cotidiano, subestimamos esta acción… Y lo pagamos caro. No hay más que mirar el ticket cuando salimos del establecimiento. Para evitaros disgustos, quiero compartir con vosotros los tres trucos que utilizo siempre y que me vienen muy bien:
1) Ir al súper con el estómago lleno. ¿Por qué? Porque al no tener hambre, nos ahorraremos incluir en nuestra cesta caprichos que resultan prescindibles: esa caja de galletas de chocolate, la bolsa de gominolas, el tarro de pepinillos…2) Llevar siempre, sin excepción, una lista: antes de salir de casa, revisad vuestra nevera, vuestro frigorífico o el armario en el que guardéis los productos de limpieza.
Anotad lo que necesitéis realmente: lechugas, tomates, suavizante, estropajos, papel higiénico…
Recomendamos hacer uso de los planificadores semanales de menús para saber qué vamos a necesitar y no ir a hacer la compra más veces de la cuenta, además.
Si hacéis esto, cuando lleguéis a la tienda iréis a por los productos que hayáis apuntado y así evitaréis las tentaciones. Si no lleváis lista, recorreréis los pasillos uno por uno ojeando qué puede o no interesaros, y, de ese modo, lo que conseguiréis será comprar una bolsa de magdalenas y una caja de champiñones y olvidar los tomates.
3) Ir sin compañía: Nosotros seremos capaces de aplicarnos los dos trucos anteriores pero, ¿y quién nos acompañe?: Es fácil que recibamos peticiones de nuestros hijos, por ejemplo, para que les compremos artículos extra que no estaban en nuestra lista. Al final, sucumbiremos a sus peticiones y acabaremos gastando más de lo que teníamos pensado.
De modo que ya lo sabéis: al súper se va después de comer, con la lista bien hecha y sin nadie que pueda distraernos de nuestro objetivo final: ahorrar en la cesta de la compra.
Además, podéis ver otros post relacionados con esta forma de ahorrar dinero cuyos enlaces os dejo a continuación: