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Por qué comprar sillas ergonómicas mejorará tu salud

consejos para escoger una silla ergonómica

Aunque pudiera no dársele toda la importancia que merece lo cierto es que el lugar de trabajo pasa a ser casi como un segundo hogar para el empleado, aunque sólo sea por las horas que en él se pasa. Es por este motivo por el que un entorno ergonómico, que vele por la salud, es fundamental. Aquí todo el mobiliario será importante pero, desde luego, destaca sobremanera el dar con las sillas ergonómicas más cómodas posibles.

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Cuando se consigue una de estas sillas lo que se está logrando es que el trabajador no acabe por padecer dolores de espalda al coger el hábito de tener que adaptarse una mala postura por no contar con la silla adecuada. De hecho, se calcula que el 85% los empleados que trabajan sentados suelen padecer dolores en esta zona del cuerpo alrededor de los 50 años. Por supuesto, el mero hecho de usar una silla ergonómica no evitará esto porque, para empezar hay que asegurarse de contar con una buena higiene postural, pero se estará en el buen camino.

Se trata pues, de una inversión directa de cualquier empresa hacia la salud de los trabajadores pero que, además, tiene una ventaja para el mismo empresario ya que si el empleado está sano sus ausencias laborales por motivos relacionados serán mucho menores.

Cómo elegir una buena silla ergonómica 

Teniendo claro que la elección de una de estas sillas es la única posible, pasemos a ver qué deben tener para ser las más adecuadas y hacer la compra más acertada:

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  • Ajuste del respaldo. La idea es que la espalda pueda sentirse sujeta y, al mismo tiempo, relajada para no estar en una postura de constante tension que acabe por producir molestias. Así pues, el respaldo se debe adaptar a cada persona. Incluso existen sillas que cuentan con una especie de airbag interno que permite hinchar ese punto que coincide con la zona lumbar para mayor confort. Es cierto que puede suponer una inversión algo mayor pero hay que pensar que se invierte en salud y a largo plazo.
  • Altura del asiento. La idea es que los pies estén siempre, y completamente, en contacto con el suelo. Además, las rodillas deberían formar en esa postura un ángulo de 90°. De esta manera las piernas tenderán a sobrecargarse menos. Por supuesto, se puede complementar esto con un reposapies.
  • Brazos ajustables. Igual que en el punto anterior, lo ideal es que los brazos se puedan ajustar a la altura deseable para que éstos descansen. Por supuesto, también hay sillas sin este complemento, pero puede ser un buen extra a valorar.
  • Quién la va a usar. Por ultimo hay que valorar que la silla ergonómica por la que se opte no será la misma para un estudiante de pequeña altura y peso que para un hombre mucho mayor en todos los sentidos. Las medidas del usuario también han de contemplarse en la compra.

Además de la silla, por supuesto, la ergonomía en la oficina debe mantenerse en todos los demás elementos. Desde la misma Universidad de Jaén han elaborado un documento donde se recogen los factores más importantes como son la altura de la mesa o de la pantalla del ordenador.

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